Empezar el año con decoro



Cuento las palabras que dije desde que llegué, bueno tampoco es que llegué hace tanto. Me gusta el silencio. Al menos creo que no hablo cuando no tengo algo interesante para decir, algo que valga la pena ser escuchado. La verdad es que no tengo material de ese para decir y como voy a quedarme quince días acá, más vale que dosifique los flujos de información.
Llegué ayer a la noche. Desde entonces me noto silenciosamente contenta. Todavía adaptándome a estar de vacaciones familiares después de unos años. Creo que ellos están contentos de tenerme acá, mis viejos. Están cariñosos, pero recuerdan que les da a alegría que haya venido, mi mamá sobre todo. Me da besos y me pide que le de besos. Yo le digo que no sea pesada, medio en chiste, que ya tengo veinticinco años y que me deje en paz. Ella se ríe. Yo, también, pero ya tengo veinticinco años.
Hoy amanecí a las ocho, desde ayer me duele la panza. En realidad, me duele la panza desde hace dos meses sistemáticamente después de comer. Florencio, el médico familiar, me mandó a hacer unos análisis de sangre que todavía no me hice (tengo como propósito para el año que comienza mañana cuidarme más el cuerpo, atenderlo y escucharlo algo que no es tarea fácil para alguien que se ha concebido durante mucho tiempo sólo espíritomental) porque ando con dolores recurrentes de panza y algunas otras cuestiones que por decoro no mencionaré pero se asocian a los dolores de panza, quien le  dedique dos minutos entenderá por qué no voy a adentrarme en esos detalles. Tomé unos amargos –entiendo que no son lo mejor para el cuadro que presento- y me senté a terminar uno de los cuentos del primer tomo de los cuentos completos de Cortázar que retomé ayer. Ahora pienso que debería haberme traído los otros dos libros que le dan sentido a la parte de completos. Temo quedar con nostalgia de Julio después de que termine con este volumen, si bien traje otras cosas para leer. Algunos libros de literatura, ensayos y otros de consulta sobre música de cine, imagen y música, etc. Tomé sol durante hora y media. La única manera de que eso sucediera es que fueran las ocho y media de la mañana. No se puede estar expuesto al sol después de las diez. Está demasiado fuerte y dañino. Los médicos dicen que los protectores solares denominados bloqueadores ya no son tales. Yo no por las dudas me cuido, a ver si además de los problemas intestinales no puedo ni sentarme. Qué gracioso. Estoy cada día más ocurrente. A veces me río de las cosas que pienso. Creo que son realmente graciosas para mis adentros pero todavía no me animo a decir algunas en voz alta. Temo que no sea tan graciosas como para mis adentros y ofender a alguien o quedar como una estúpida. Todavía tengo decoro, no recuerdo haber hablado con detalle de mis problemas intestinales. Luego de haber hecho un trabajo riguroso venciendo el instinto de preservación de la temperatura logré tirarme de cabeza a la pileta y hacer varios largos. Me propuse nadar todos los días un poco porque me hace bien, en realidad nunca lo hice, pero dicen que hace bien entonces no hay razón para pensar que a mí no me haría bien. Después de ese ritual natatorio decidí sentarme a escribir un poco.
Fue un año muy largo, de mucho trabajo. Hice tantas cosas, tan distintas, pero nada dejó de tener relación con la música y hoy en día eso es mucho. Vivir de aquello que le da sentido a la propia vida es un lujo que no muchos se pueden dar en los tiempos que corren. Podría decir que son unas merecidas vacaciones. Flori dice que me justifico mucho por disfrutar. Que si estoy disfrutando de algo tengo que remarcar que lo tengo merecido por tanto trabajo  o por tal cosa. Tiene razón. Para mí el placer es algo casi pecaminoso que debe venir solamente luego de un gran esfuerzo, digamos, como recompensa. Estoy atestada de culpa y deber ser. Pero Flori me hace reír cuando me dice esas cosas. Siempre me hace reír porque tiene una manera muy graciosa de decir las cosas. Se ríe de mí pero lo mejor de todo es que hasta yo me río de mí. No me tomo tan en serio ahora, salvo cuando sí tengo que hacerlo y las cosas toman una dimensión muy importante y me extraño de que el hecho de que Estados Unidos tenga presidente afro americano sea más trascendente que mis asuntos existenciales. Qué gracioso eso. Hoy me levanté ocurrente. Me imagino cómo sería despertar por la mañana y ver en la tapa del diario que tengo conflictos existencias, que el espacio de terapia me hace bien, que voy creciendo conforme a como esperaba ser hace uno años. Qué gracioso sería… no tanto…. para nada. 

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